
07 Sep Lo que tendrían que hacer es dejar de tener hijos | Kenia
«Lo que tendrían que hacer es dejar de tener hijos»
Esa es una de las frases que más escucho cuando hablamos de Kenia, de Chumvi y de las condiciones de vida allí o en lugares como este, y es por eso que tengo la gran necesidad de hablar y escribir sobre ello.
Hace unos meses, estábamos sentadas en casa de Vicky, habíamos ido a pasar la tarde y Vicky había preparado un poco de Ugali (comida típica Keniana) con repollo, así que ahí estábamos apretujadas en el sofá de su casa de 12 metros cuadrados 6 mujeres (4 kenianas y 2 españolas) y un bebé, charlando de nuestras cosas.
«¿Chicas cómo hacen el amor los padres en Chumvi viviendo en esas casas con los niños/as? no hay intimidad…» les preguntamos
Para ponerte en situación, si nunca me has leído o no conoces Idea Libre, Chumvi es un asentamiento situado en la zona central de Kenia donde unas 450 personas hacen lo que pueden por sobrevivir en unas condiciones realmente alarmantes. Viven en chozas de barro y paja, el acceso a recursos es casi inexistente y conseguir comer es la mayor de las batallas cada día.
Nos surgió esta duda porque no entendíamos cómo podían hacerlo, ya que en las casas suelen vivir una media de 6/7 personas y en su interior solo hay una cama para los que caben (el resto se apaña con el suelo) y unas piedras en forma de círculo para cocinar.
¿Cómo podían hacerlo ahí? Las chicas se reían con nuestra pregunta.
«Lo hacen y ya está»
«¿Y dónde van los niños/as mientras?»
«Los niños/as están ahí, en la casa dormidos y si están despiertos… lo ven» – contestó Mary
«En Chumvi no eliges qué quieres. Pueden ser las 3 de la mañana y de repente tu marido te toca la pierna y o te dejas hacer o te dará una paliza»
Todavía no me acostumbro a estas cosas y a veces se me olvida dónde estoy.
La primera duda que me surgió era qué opinaban ellas de eso, si les parecía normal o qué pensaban sobre algo que para mí es escalofriante.
Por suerte para ellas también lo es, aunque desde luego desde otra perspectiva, porque yo no tengo ni idea de lo que es vivir algo como eso y para ellas es el día a día. Todas ellas han sido esas niñas que se han criado viendo eso en su casa.
«A lo mejor estás en tu casa cocinando, llega tu marido, te obliga a hacer lo que él quiera y se vuelve a ir. No puedes hacer nada, es lo que te ha tocado vivir» – Contó Vicky
«¿Y por qué no ponen solución para no tener tantos hijos/as? ¡Es un grave problema!»
«Claro que es un gran problema. Si no tienes cómo alimentarte a ti misma ¿cómo lo vas a hacer con tus hijos? – dijo Mary – pero no todo es tan sencillo. La gente cuando no tiene educación no hace un razonamiento de las cosas, no lo ven como nosotras. Además muchos piensan que los preservativos son cosa de prostitutas, creen que es algo malo, y por supuesto ni en sueños pueden conseguirlos. Es un problema de educación.»
A veces desde el desconocimiento sacamos conclusiones sobre las cosas. Vemos una situación y como nosotros/as tenemos unas creencias sobre ella no somos capaces de ver otras realidades.
Creo que esto es exactamente lo que sucede en este caso.
Es muy fácil, cuando has nacido en un país como España, por ejemplo, donde el desarrollo va mucho más rápido que en países como Kenia, u otros que van por detrás, pensar que todo es tan sencillo como «no tener tantos hijos» pero si preguntásemos a nuestros bisabuelos sobre la vida hace 70 años en España y la planificación familiar, no estaríamos tan lejos de lo que acabo de contar.
Efectivamente, una familia no tiene que tener hijos/as sin conciencia, sobre todo cuando vive en extrema pobreza y lo más probable es que varios de ellos acaben enterrados en la puerta de su choza por cosas tan sencillas como un constipado, no comer lo suficiente o beber agua contaminada porque no tienes otra.
Pero las cosas no son tan sencillas y llevan sus procesos.
Las sociedades no cambian en un segundo y necesitan que sucedan muchas cosas para que eso pase, como por ejemplo, tener una buena educación que te abra la mente y te haga plantearte el por qué de las cosas.
Conozco mujeres en Chumvi a las que jamás he visto sonreír.
Están deprimidas porque no encuentran una motivación. Porque no conocen nada más que la miseria y están condenadas a ella, o al menos eso es lo que creen según sus vivencias.
Cuando no tienes esperanza, no sabes leer ni escribir, te has prostituido desde los 12 años para algo tan básico como poder comer y te han enseñado a que esa es la única opción, nadie que no sepa lo que es vivir de esa manera tiene derecho a hacer un juicio sobre el por qué de las cosas.
Y como cualquiera que este leyendo este artículo, ha ido un paso más allá, simplemente por el hecho de saber leer y razonar lo que lee, creo que está en nuestra mano ser responsables y no hablar sin antes conocer.
natalidad áfrica
sandra blázquez
Publicado a las 08:39h, 08 septiembreCuánta razón tienes María, y qué bien escribes.
Laia
Publicado a las 19:08h, 13 diciembreEstoy totalmente de acuerdo contigo, María. Desde España, desde un país económicamente considerado de primer mundo y donde más de la mitad de la población tiene todo lo que desea con sacar la tarjeta de su monedero, es muy fácil hablar y opinar sobre las injusticias que pasan al continente de al lado. Precisamente por esta razón, porque la mayoría hemos tenido todo, o casi todo lo que siempre hemos querido de manera muy fácil y sin pensar en por qué lo tenemos. Aparte de todo esto, cuando la gente que necesita buscar otro futuro viene a nuestro país o a países vecinos para buscar una mejor vida se les discrimina, porque aunque se diga lo contrario, España es un país muy racista.